y los libros hablaban y hablaban
pero Dios iba diciendo
pronto se acabará el mundo

Leopoldo Panero

10 diciembre, 2008

De Nacho a Christina.

Que de una relación, acabes obviando al cónyuge y prefieras a sus allegados, no es un hecho excepcional. Yo no diré que ha sido así, pero -oye...- parecido.

Como ya cronitizábamos hace tiempo en nuestro hilo temático inveterado ya más que monopolizado por el círculo vegasiano ("Xoel, te vigilamos de cerca"), el último concierto de la pareja más cool de la escena indi fue absolutamente iluminado por la señorita Rosenvinge ante un auto-eclipsado Nacho Vegas.  Pose, propaganda, panfletada o lo-que-sea, la espayorquinesa* nos azotó con un amplio abanico de encantos. Y su intento de venderse -si es que fue tal- funcionó.  Tras la escucha en el crepuscular concierto de la decadente pareja, de un par de temas del nuevo disco de la rubia -Tu labio superior- la curiosidad se desató. 

Modo perorata ridícula "off". El último disco de La Rosen -Mrs. Christina Rosenvinge para el resto de mortales-, ha sido uno de los más refrescantes encontronazos musicales que hemos tenido el gusto de acoger en nuestro devenir. 
Reconozco como, en un principio, el puro morbo animaba la escucha del mismo (¡Nacho y Rosen se quieren, Nacho y Rosen se besan! Sí, me interesa también la vida de los demás). Craso error.  Tras el intercambio irónico-dialéctico acerca de los pormenores letrísticos del disco y las referencias cruzadas vegasianas, la escucha del disco del propio Nacho llevó a una cuantiosa revalorización no económica del disco de la co-autora de Lole y Bolan.  

En definitivas cuentas, ¡cucutrás! Disco al canto y en el M* estamos sin agua.  
Sólo una pequeña anotación sobre las abiertas -y literalmente aquí explicitadas con absoluta veracidad, como siempre, porque si algo somos aquí es sinceros y puros de espíritu; nunca engañamos a nadie intencionadamente y damos limosna a quien creemos a nuestro juicio (wikipedia no aclara nada al respecto) se lo merece- declaraciones de Rosenvinge sobre los problemas de drogadicción del señor vegas que afectan, como queda bien claro, a su íntima relación: 

"Esa señorita
que rima conmigo
que te ronda siempre alrededor
Es tu favorita
te lleva consigo
y te gusta más que mi canción".

- Señor Juez, no hay más testigos.
- En esta coyuntura, señores, la suerte está echada.


* Española-newyorquina-danesa. 

Suscriben:  Lánguida Teórica y Maldito Distante.

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