y los libros hablaban y hablaban
pero Dios iba diciendo
pronto se acabará el mundo

Leopoldo Panero

17 julio, 2008

Estivoides.


- ¿Sobre qué vamos a escribir hoy?

- Sobre lo duro que se hace ser maldito en verano, con tan poca ropa. Llevar las gafas de sol da clase cuando no es absolutamente necesario.

- Bah, este blog es una puta mierda. Es endógeno/¿local?/ridículo.

- Sólo funciona con piedra santiaguesa y licor café de por medio... ¡Y vino! Y gallegos inspiradores, que no inspirados.

- Que a veces también, oye.

- Que demasiado Meridiano de Sangre puede hacerte creer que te estás bañando en la playa al lado del juez Holden.

- O en la terraza con Pepiño Carvalho...

- Que qué pena, qué abandono... Todo es tan inconsútil, como el mar ¿como el cielo?

- Podemos contar cómo nos insta el de la tienda de abajo a hacer guarradas. Aquello de "tírale, tírale, no te cortes, tú que puedes". Que asco, por dios.

- Sí, o que cuando se presencia un "papa, tengo sé, tengo sé, papa" en directo, tiene más gracia.

- Nah, si en realidad nuestra existencia no es tan interesante.

- Sí, pero "ellos" no la entenderían.
Los planes no son para el verano, las pizzas cutres y Twin Peaks, sí.

Dialogan: Maldito Hídrico & Lánguida Embiquinada.

04 julio, 2008

Nada nuevo bajo el Sol

Hoy utilizaremos los símbolos ¿? encuadrados entre dos paréntesis (…) para llamar la atención sobre aquellos términos utilizados de forma bien irónica, bien confusa, bien confusa irónicamente. Procedemos, pues, al cuerpo del texto.

“Mis-llamando-al-felino Lánguida” para los cinco lectores de Languid & Damned:

Queridos, la nueva situación circunstancial se torna contra la fémina de este site (¿?). Como bien saben, la mayor parte de nuestro tiempo y, en consecuencia, de nuestros escritos (¿?) se suceden en la ahora maravillosa ciudad de Santiago de Compostela. Y digo “ahora”, porque ahora que estoy lejos, cualquier pega que pudiese sacarle a esa ciudad plagada de perrofalutas y lacón con grelos, es inexistente (¿?) para mí. El motivo nada tiene que ver con la típica morriña gallega, pues no soy gallega, o la memoria selectiva, pues no ha pasado el tiempo suficiente desde que me vine para mi tierra natal (¿?).

No, esta nueva y renovada opinión es el resultado de darme al método comparativo (conocido de mucho antes, pero pulido y quasi destilado allá por el 1500), tiene que ver con que mi localización actual es más bien decadente tirando a decaído, y mi vida en Santiago es fácilmente exaltable desde esta nueva y aburrida perspectiva.

Si eliminas el insoportable calor y la carencia absoluta de estilo del los transeúntes y las cafeterías -por otro lado, de número hartamente reducido- pues no está mal. Puede tomarse como unos días en el pueblo, unos días para reflexionar (¿?), relajarse (¿?), estar con la familia (esto sin ¿?, es lo único bueno y la única motivación para estar por estos lares), pasear por las calles temprano mientras esas mujeres de lenguaje ininteligible se comunican mediante sonidos estridentes con aquél o aquélla que les vende o les saluda. En fin, al fin y al cabo es lo que te venden en los anuncios de la tele, ¿verdad? Una vida rural. Por cierto, que después de casi diez meses sin televisión, volver a cruzarme con ella ha sido toda una experiencia, pero eso lo dejaremos para otra ocasión (¿?) (o no).

Suscribe: Ardiente Lánguida