y los libros hablaban y hablaban
pero Dios iba diciendo
pronto se acabará el mundo

Leopoldo Panero

17 julio, 2008

Estivoides.


- ¿Sobre qué vamos a escribir hoy?

- Sobre lo duro que se hace ser maldito en verano, con tan poca ropa. Llevar las gafas de sol da clase cuando no es absolutamente necesario.

- Bah, este blog es una puta mierda. Es endógeno/¿local?/ridículo.

- Sólo funciona con piedra santiaguesa y licor café de por medio... ¡Y vino! Y gallegos inspiradores, que no inspirados.

- Que a veces también, oye.

- Que demasiado Meridiano de Sangre puede hacerte creer que te estás bañando en la playa al lado del juez Holden.

- O en la terraza con Pepiño Carvalho...

- Que qué pena, qué abandono... Todo es tan inconsútil, como el mar ¿como el cielo?

- Podemos contar cómo nos insta el de la tienda de abajo a hacer guarradas. Aquello de "tírale, tírale, no te cortes, tú que puedes". Que asco, por dios.

- Sí, o que cuando se presencia un "papa, tengo sé, tengo sé, papa" en directo, tiene más gracia.

- Nah, si en realidad nuestra existencia no es tan interesante.

- Sí, pero "ellos" no la entenderían.
Los planes no son para el verano, las pizzas cutres y Twin Peaks, sí.

Dialogan: Maldito Hídrico & Lánguida Embiquinada.

2 comentarios:

Lánguida y Maldito dijo...

No, no comemos gambas a la gabardina, y para que no suceda como con el New Yorker, informamos:
Lo de las gambas a la gabardina es porque nos hace gracia el exhibicionismo escondido tras su nombre y su aspecto. Más allá de eso, nos resultan fritangas (casi) detestables. O no.

Quim dijo...

pobrecitos!