y los libros hablaban y hablaban
pero Dios iba diciendo
pronto se acabará el mundo

Leopoldo Panero

25 mayo, 2008

Ágapes y Viandas

Somos dos entes de juventud latente cuya situación geográfica es un lugar que todo el mundo adora y que nosotros -por diversas y no discutibles razones- consideramos un agujero perdido de la mano de dios: Santiago de Compostela.

Entre nuestras múltiples preferencias está la de degustar y en ocasiones sufrir la gastronomía santiaguesa (si surge, también de otros lugares de los que hablaremos más adelante). Y dado que también entra en nuestro multiples quehaceres la acción de denunciar, pues a ello nos daremos a continuación.

Dedicaremos múltiples litros de teletinta a descubrir los lugares dignos que frecuentamos y desenmascarar aquellos antros a los que acudimos una vez y no nos levantamos y nos fuimos por educación. Algunos de ellos tendrán el honor de recibir grandes elogios por nuestra parte, otros (la mayoría) quedarán temblando después de la emisión de nuestro juicio.


Crítica gastronomica: Casa Pepe

Casa Pepe es un bar de dos plantas, que se sitúa haciendo esquina en la Plaza de San Agustín y que podéis encontrar abierto todos los días desde la mañana hasta las doce aprox. No es extremadamente amplio, pero sí muy agradable. Tiene una amplia carta de vinos y las tapas que sirven están muy bien. Además hay una gran cantidad de tablas de patés, quesos, ibéricos, etc., pinchos, tostas y los mejores bocadillos de Santiago, casi tan buenos como la relación calidad/precio del sitio. En el servicio podéis encontrar una amplia gama de camareros eventuales y dos fijos: el jefe y una chica hiperactiva muy simpática. La decoración no es excesiva, bastante adecuada y la gente que frecuenta el lugar no lo convierte en un club de alterne, algo de agradecer.

Estos son mis pros. A continuación, cedo la palabra a mi maldito compañero.

Si bien Casa Pepe, como mi lánguida coinquilina ha indicado, se caracteriza por la calidad de sus viandas, debe hacerse notar que esto depende en un factor nada despreciable: el Azar. Tanto terminología, tamaño como contenido, dependen del humor y del camarero que depare el destino. Por no decir, que te puedes encontrar con la agradable afirmación: “hay demasiada gente, no te podemos hacer nada de comer”. Consultar vuestro tarot, horóscopos y quiromantes antes de venir. Un detalle no baladí, es que carece de precio reducido para la adquisición de vinos. Servidor, ha comprado -para la degustación casera- varias botellas en el local y he tenido que aflojar la gallina igual que si fuera a quedarme en el local. Un detalle así, en mi opinión, denota descuido. Por no hablar de la música, aleatoria en sus intérpretes y constante en su calidad: mala.

2 comentarios:

Quim dijo...

ai... habeis hecho que se me escape un suspiro de añoranza al recordar esos bocadillos, esos bocadillos que nunca volveré a provar en otro lugar.. quien pudiera comerse uno de esos bocadillos cada noche! agbahgahghaggh


larga vida a la uruguaya hiperactiva!

Anónimo dijo...

Dios, JOako, tienes que comentar todas las entradas... ya se que este mensaje es de hace 8 meses pero me da igual, yo entro por primera vez.