La desgracia se cierne sobre nuestras lánguidas y malditas almas.
Como entes en proceso de decadencia que somos, nos guarecemos del soleado día para disfrutar del dominical desayuno en el lugar de Santiago cuyo auge queda ya en un pasado más que ulterior.
Aquí puedes encontrar de todo; desde matrimonios ancianíticos que siguen pensando que este sitio es lo más y familias de turistas que no saben dónde meterse, hasta nosotros, que hemos encontrado una estancia recóndita donde nadie más entra y parece que tenemos el reservado VDP -very damned person-.
Pero esta no es nuestra desgracia -al menos no la más grande ni acuciante-, sino el hecho de que ni una masa entera de incompetentes camareros ha podido frenar el impulso incontenible de un hombre que se ha empeñado en tocar el piano.
Desde nuestra estancia privada no se veía nada, sólo comenzamos a oír el piano de pronto: horrible. El Señor Maldito comenzó a resoplar y chasquear la lengua, cada vez con más indignación, comenzó a pasar las páginas del periódico cada vez con más fuerza, levantaba la mirada hacia la puerta por donde entraba el estruendoso sonido... El ente seguía aporreando el -por otro lado- bellísimo piano de cola. Éste no aguanta más, se levanta indignado y va hacia la puerta, la abre, sale, vuelve:
- Bah, sólo es un borracho -dice asqueado con un ademán de desprecio.
La música cesa.
Expelido por Lánguida.
Pero esta no es nuestra desgracia -al menos no la más grande ni acuciante-, sino el hecho de que ni una masa entera de incompetentes camareros ha podido frenar el impulso incontenible de un hombre que se ha empeñado en tocar el piano.
Desde nuestra estancia privada no se veía nada, sólo comenzamos a oír el piano de pronto: horrible. El Señor Maldito comenzó a resoplar y chasquear la lengua, cada vez con más indignación, comenzó a pasar las páginas del periódico cada vez con más fuerza, levantaba la mirada hacia la puerta por donde entraba el estruendoso sonido... El ente seguía aporreando el -por otro lado- bellísimo piano de cola. Éste no aguanta más, se levanta indignado y va hacia la puerta, la abre, sale, vuelve:
- Bah, sólo es un borracho -dice asqueado con un ademán de desprecio.
La música cesa.
Expelido por Lánguida.
1 comentario:
Pues si, a pesar de tanta pedanteria (ya sabes que yo soy de mente simple e inteligencia escasa... putadas a mi misma) me gusta bastante el blog, creo que al igual que Joako, yo tambien me haré Fan, pero esporadica.
Y seguiria con el comentario, peeero, me voy a ir ya a dormir, que se me descontrolan los horarios... estoy intentando abandonar la nocturnidad y el topeo.
Por cierto, me gusta mucho la entrada de "el paraiso de los sombreros".
Alguien deberia poner de moda los sombreros de copa, bueno... no. Mejor no. Que con las estupidas modas que hay ahora, ya tenemos bastante.
Aqui acaba mi insulso comentario.
Siempre tuya... Chavi.
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