y los libros hablaban y hablaban
pero Dios iba diciendo
pronto se acabará el mundo

Leopoldo Panero

23 enero, 2009

Seriales


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Ya ha comenzado la nueva temporada de Lost. Incredible. 

La primera temporada de True Blood ha finalizado de la forma más cutre que cabía esperar. Mr.Ball, esperamos más de usted para la próxima temporada. 

House, después de un mes de descanso, reaparece con un capítulo bastante poco preparado, deja de sorprendernos el personaje y el modus operandi del doctor empieza a cansar (ya tardaba). 

Una miniserie sobre zombis llamada Dead Set nos acompañará durante el camino a Gijón donde nos espera el que esperamos sea un conciertazo del señor Nacho Vegas.  

Nos encantan los subtítulos en panchito, son lo más. 

Suscribe: Lánguida serial. 

14 enero, 2009

Crepus, crepus, ¡crepus!

Pues eso, que el chiguito nos ha ganado y como nos debemos a vosotros, pues no podíamos dejar de haceros partícipes de este descubrimiento. 





Suscriben: Lánguida y Maldito Crepusculares

12 enero, 2009

Clichés demodé

Niño es un embaucador capaz de sacarle cuartos a su padre durante cincuenta y un santos años para explorar el abismo, la antesala de la nada y -entre otras ridículas y pretenciosas cosas- el lago más alto del mundo donde reposan todas las almas de todos los muertos de toda la existencia.

Partiendo de este personaje de Vila-Matas pienso sobre la honestidad -o en este caso sobre la falta de- en ciertas personas que engañan al tiempo sin querer afrontar ciertos pasos supuestamente iniciáticos que rigen esta sociedad. Véase: buscar trabajo, contribuir al engranaje social, casarse, procrear y morir. Me considero bastante incapaz para aceptar casi todos de estos pasos voluntariamente. Me da pereza. ¿Tan grave es?  Debería haber un reconocimiento lo suficiente profundo y acertado para separar la clase diletante de la laboriosa. El zángano del obrero. El mandado y el aristócrata. Quizás esto sea por mi reciente descubrimiento del Antimodernismo (antidemócrata, antiilustración, reconocimiento del pecado capital, melancólico, gustoso de lo sublime y proclive al vituperio) o mi más último cliché (el cuál mi adorada lánguida lleva días soportando), el de retrorromántico. Pues eso, que me descubro como actor, que admito que imposto mi voz y como ser en rebelión que contiene multitudes lo guitaré hacia quien no le quede otra opción que oirme: 

- Soy un niño antimoderno y retrorromántico. He dicho.

Suscribe: Maldito splínico
No suscribe lo dicho: Lánguida desdiciente.